Al Abrigo del Altísimo: Reflexión sobre el Salmo 91 // Charlas Bíblicas
En esta charla bíblica, Daniel Díez y Willy López profundizan en el significado del Salmo 91, explorando lo que significa habitar al abrigo de Dios y confiar en su protección. Puedes ver el programa completo arriba o leer el resumen a continuación.
El significado de habitar al abrigo de Dios
El Salmo 91 comienza con una poderosa declaración que nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con Dios y su protección:
«El que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente.» (Salmo 91:1)
Este versículo establece una diferencia fundamental entre vivir y habitar. Habitar implica permanecer, tener un sentido de pertenencia y refugio. En la antigüedad, el abrigo no era un simple manto, sino un lugar de refugio natural contra los vientos y las tormentas. De la misma manera, Dios ofrece a sus hijos un lugar seguro en su presencia.
La seguridad en tiempos de prueba
La vida está llena de desafíos y dificultades, pero Dios nos promete su protección y amparo:
«Diré yo al Señor: Esperanza mía y castillo mío; mi Dios, en quien confiaré.» (Salmo 91:2)
El concepto de castillo nos remite a una fortaleza inquebrantable. En Dios encontramos una seguridad que el mundo no puede ofrecer. Esta protección no significa que no enfrentaremos problemas, sino que no estaremos solos en medio de ellos.
La importancia de la comunión con Dios
El Salmo 91 enfatiza el valor de estar cerca de Dios, de habitar en su presencia y confiar en su cuidado:
«Con sus plumas te cubrirá, y debajo de sus alas estarás seguro; escudo y adarga es su verdad.» (Salmo 91:4)
Esta imagen de una gallina cubriendo a sus polluelos con sus alas representa la ternura y la protección divina. Dios nos cuida con amor y desea que vivamos en comunión con Él.
En la sociedad moderna, la fragmentación de las familias y la vida acelerada han hecho que se pierda el sentido de hogar y comunidad. Así como en el pasado la familia se reunía alrededor del hogar (chimenea), hoy en día necesitamos recuperar la comunión con Dios y con nuestros seres queridos.
No temer al futuro
El miedo es una de las armas más poderosas del enemigo, pero Dios nos llama a confiar en Él:
«No temerás el terror nocturno, ni saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que en medio del día destruya.» (Salmo 91:5-6)
El temor paraliza y nos aleja de la paz que Dios quiere darnos. La Biblia nos recuerda que el amor perfecto de Dios echa fuera el temor. Cuando habitamos en su presencia, encontramos la paz que el mundo no puede ofrecer.
La promesa de Dios para los que confían en Él
El final del Salmo 91 es una declaración de Dios mismo, en la que promete cuidar de aquellos que le buscan con sinceridad:
«Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré; lo pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.» (Salmo 91:14)
Dios nos llama a dar el primer paso de fe. Él ha preparado un refugio para nosotros, pero somos nosotros quienes debemos decidir si queremos habitar en él. Su amor es un abrigo seguro en medio de las tormentas de la vida.
Conclusión
El Salmo 91 nos recuerda que Dios es nuestro refugio en tiempos difíciles. Nos invita a confiar en su protección, a vivir en comunión con Él y a no temer al futuro. Su abrigo está disponible para todos los que deciden habitar en su presencia. ¿Estás dispuesto a hacerlo?