¿Cómo es Dios? Explorando su Justicia y Carácter // Charlas Bíblicas

¿Cómo es Dios? Explorando su Justicia y Carácter // Charlas Bíblicas

Introducción

En nuestra búsqueda por conocer a Dios, muchas veces nos encontramos con conceptos equivocados que nos llevan a formarnos una imagen distorsionada de Él.

La Biblia nos invita a escudriñar las Escrituras para comprender su carácter y su trato con su pueblo. A través del libro de Isaías, encontramos profundas enseñanzas que nos ayudan a acercarnos más a Él y a entender su justicia.

Dios es un Dios Personal

Dios es el Creador del universo, pero también es un Dios personal que se revela a través de su Palabra. Su carácter, atributos y personalidad nos muestran que no es un ser distante, sino un Padre cercano que desea que lo conozcamos verdaderamente. La relación con Dios no es solo intelectual, sino vivencial. Al conocer a Dios, aprendemos a confiar en Él y a caminar en su voluntad.

El Justo y el Impío

Isaías 3:10-11 nos enseña que hay una diferencia clara entre el justo y el impío. Dios promete que al justo le irá bien y que comerá del fruto de sus manos, mientras que el impío recibirá el pago de sus obras. Sin embargo, esto no significa que el justo estará exento de problemas, sino que Dios estará con él en medio de las dificultades. En la Biblia vemos que muchos hombres de fe, como Job y David, pasaron por grandes pruebas, pero Dios los sostuvo y fortaleció.

Ser Justo no es Cuestión de Obras

Muchos creen que son justos por ser “buenas personas”, pero la Biblia es clara: “No hay justo, ni aun uno” (Romanos 3:10). La verdadera justicia viene por la fe en Jesucristo. No es por nuestras acciones, sino por la fe en su sacrificio que somos justificados delante de Dios. Este es el mensaje central del evangelio: la salvación no se gana, se recibe por gracia mediante la fe (Efesios 2:8-9).

No Compararse con los Impíos

El salmista Asaf en el Salmo 73 describe cómo envidió la prosperidad de los impíos hasta que comprendió su destino final. A veces parece que los que no temen a Dios prosperan, pero su fin es la destrucción. El justo debe mantener su confianza en Dios, sin desviarse por la aparente prosperidad de los demás. Dios tiene tiempos y propósitos distintos para cada persona, y debemos confiar en su justicia.

Dios Corrige a su Pueblo

Dios trata con su pueblo como un padre corrige a sus hijos. Muchas veces permite dificultades para llevarnos de vuelta a Él. Isaías nos muestra cómo el pueblo de Israel, a pesar de cumplir con sus ritos religiosos, tenía corazones lejos de Dios. La religiosidad vacía no agrada a Dios; Él busca corazones sinceros. La disciplina del Señor es una muestra de su amor, pues nos guía al arrepentimiento y a una vida más cercana a Él.

Frutos Buenos vs. Frutos Silvestres

En Isaías 5, Dios compara a su pueblo con una viña a la que cuidó y esperó que diera buenos frutos, pero en su lugar dio frutos silvestres. Esto nos desafía a reflexionar sobre qué clase de frutos estamos dando en nuestra vida. Dios busca en nosotros frutos de justicia, amor y santidad. Jesús también enseñó sobre esto en Juan 15:5, donde dijo que debemos permanecer en Él para dar fruto abundante.

Dios es Justo y Juzga con Equidad

Contrario a la creencia popular de que Dios no juzga, la Biblia enseña que Dios es justo y que su juicio es inevitable. En Isaías 10:1-3, Dios condena la injusticia y la opresión. No basta con ser religiosos; debemos vivir conforme a su justicia y tratar a los demás con amor y equidad. Dios juzga a cada persona según sus obras y su relación con Él, y nos llama a vivir en integridad y obediencia.

La Arrogancia y el Orgullo nos Alejan de Dios

El orgullo y la arrogancia impiden que Dios obre en nuestras vidas. Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes. Debemos despojarnos de la altivez y buscar la humildad, reconociendo nuestra dependencia de Dios. La humildad es clave para recibir la dirección del Señor y para experimentar su gracia en nuestra vida.

La Esperanza en Medio de la Corrección

Dios nos corrige no para destruirnos, sino para restaurarnos. Isaías 6 nos muestra que, aunque Dios disciplina a su pueblo, siempre queda un remanente santo. Dios no nos deja sin esperanza; su propósito final es nuestra restauración y santificación. La corrección divina es una muestra de su amor, y debemos responder con arrepentimiento y obediencia.

Reflexión Final

Cada uno de nosotros debe examinar su corazón. ¿Estamos dando frutos que agraden a Dios? ¿Hemos caído en la religiosidad vacía? ¿Estamos permitiendo que la arrogancia nos aleje de Él? Dios nos llama al arrepentimiento y a la humildad. Hoy es el día para acercarnos a Él con corazón sincero y permitirle obrar en nuestras vidas.

Que podamos decir como Isaías: “Heme aquí, envíame a mí” (Isaías 6:8).

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