¿Cómo Olvidar el Pasado? Daniel Del Vecchio
En nuestras vidas, muchas veces llevamos cargas del pasado que nos afectan profundamente. Palabras hirientes, traumas de la infancia, fracasos y pecados, todos dejan una huella que puede ser difícil de borrar. Sin embargo, Daniel del Vecchio, en su predicación, nos recuerda que Dios puede obrar el milagro del olvido, trayendo sanidad interior y libertad para avanzar hacia una nueva identidad en Cristo.
1. Fracasos y pecados pasados
Los fracasos y pecados que han sido confesados y perdonados por Dios deben ser dejados atrás. No podemos prosperar espiritualmente si seguimos cargando con la culpa de lo que ya ha sido redimido. Dios nos llama a confesar nuestros pecados, aceptando Su perdón y avanzando en una nueva vida llena de propósito.
– 1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.”
– Romanos 8:1: “Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.”
2. Traumas de la infancia
Muchas de las heridas que cargamos vienen de nuestra niñez, momentos que nos marcaron profundamente. Daniel señala que recordar esos traumas y presentarlos delante de Dios en oración nos permite recibir sanidad. Jesús puede entrar en esos recuerdos, sanar las heridas y ayudarnos a dejar atrás el dolor.
– Salmo 147:3: “Él sana a los quebrantados de corazón, y venda sus heridas.”
– Isaías 61:1: “El Espíritu de Jehová el Señor está sobre mí, porque me ha ungido Jehová; me ha enviado a vendar a los quebrantados de corazón, a proclamar libertad a los cautivos y a los prisioneros apertura de la cárcel.”
3. Palabras hirientes
Las palabras tienen un impacto duradero, especialmente aquellas pronunciadas durante nuestra formación. Insultos, críticas y comentarios negativos pueden moldear nuestra identidad de manera errónea. Dios nos llama a perdonar a quienes nos han herido con sus palabras y a redefinir nuestra identidad basándonos en Su amor y verdad.
– Efesios 4:29: “Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes.”
– Colosenses 3:13: “Soportándoos los unos a los otros, y perdonándoos unos a otros, si alguno tuviera queja contra otro; de la manera que Cristo os perdonó, así también hacedlo vosotros.”
El Evangelio: una nueva identidad en Cristo
El Evangelio es mucho más que el perdón de los pecados; es el comienzo de una vida transformada. Daniel explica que, en el bautismo, dejamos atrás nuestra vieja naturaleza y resucitamos como una nueva criatura en Cristo. Esta transformación incluye:
– 2 Corintios 5:17: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas.”
– Gálatas 2:20: “Con Cristo estoy juntamente crucificado; y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, quien me amó, y se entregó a sí mismo por mí.”
– Una nueva identidad: Dios nos llama amigos, no siervos. Nos adopta como hijos y coherederos con Cristo, dándonos valor, dignidad y propósito.
– Pertenencia al cuerpo de Cristo: Cada uno de nosotros es un miembro único y necesario en la familia de Dios. Como iglesia, debemos acoger y valorar a cada alma, reconociendo que todos tenemos un papel importante en Su obra.
El llamado a romper ataduras y avanzar
Daniel también subraya la importancia de romper pactos y maldiciones que puedan estar limitando nuestra vida. Pactos personales como “nunca voy a confiar en nadie” o “nunca me voy a casar” pueden ser barreras espirituales. Además, hay que estar atentos a influencias negativas, como el ocultismo, espiritismo o pecados generacionales, que pueden estar afectando nuestra relación con Dios y nuestra capacidad de prosperar.
– Deuteronomio 30:19: “Los llamo hoy al testigo contra ustedes, el cielo y la tierra: les doy la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Elijan, pues, la vida, para que vivan, tú y tus descendientes.”
– Gálatas 5:1: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no estéis otra vez sujetos al yugo de esclavitud.”
El propósito de nuestras vidas
Dios tiene un plan único para cada uno de nosotros. Como embajadores de Cristo, estamos llamados a proclamar el Evangelio y ser una extensión de Sus manos, pies y voz. Daniel nos recuerda que nuestra posición como hijos de Dios nos otorga dignidad y una misión clara: alcanzar a otros con el mensaje de salvación y esperanza.
– Mateo 28:19-20: “Por tanto, id y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo.”
– 1 Pedro 2:9: “Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido para que anunciéis las virtudes de Aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable.”
Perdonar para ser libres
El perdón es fundamental en este proceso de sanidad interior. Perdonar a quienes nos han herido, incluso si nos cuesta, es una señal de que Dios está obrando en nosotros. Daniel nos anima a entregar esas heridas al Señor, confiando en que Él nos dará la fortaleza para dejar atrás el pasado y avanzar hacia el futuro con esperanza.
– Marcos 11:25: “Y cuando estéis orando, perdonad, si tenéis algo contra alguno, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone a vosotros vuestros pecados.”
– Efesios 4:32: “Antes sed benignos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó en Cristo.”
Una vida con propósito
Finalmente, Daniel del Vecchio nos desafía a perseguir el plan de Dios para nuestras vidas, dejando atrás todo aquello que nos estorba. Como dijo el apóstol Pablo: “Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3:14). ¿Estás listo para olvidar el pasado, abrazar tu nueva identidad en Cristo y avanzar hacia el propósito que Dios tiene para ti? Con Su ayuda, es posible.