¿Cómo crecer espiritualmente? – Charles Spurgeon
El propósito de Dios y las decisiones de los hombres
Dios tiene un propósito para todas las cosas, pero permite que los hombres tomen sus propias decisiones. Las decisiones de los hombres pueden tener un gran impacto en el mundo.
La importancia de la educación y la predicación
Los padres tienen una gran responsabilidad en la educación de sus hijos. Los pequeños actos pueden tener grandes consecuencias. Hay algunos que creen que oír el Evangelio es algo sin importancia, pero la vida, la muerte y el infierno dependen de predicar y escuchar un sermón. No debemos menospreciar las cosas pequeñas, pues de ellas dependen las cosas mayores, incluso las cosas grandiosas de la condición eterna.
El crecimiento espiritual
Se debe buscar la seguridad y el entendimiento en Cristo, y no conformarse con poco. Se debe tener hambre y sed de llevar almas a Cristo y no descansar hasta que todos sean salvos. Se debe orar con más poder y no conformarse con pequeñas bendiciones. La Iglesia de Dios debe tener una ambición ilimitada de conquistar el mundo para Cristo. No se debe tener miedo de ser presuntuosos al pedir más gracia y santidad a Dios. La habilidad natural no es excusa para no crecer espiritualmente. Envejecer no es excusa para no seguir creciendo espiritualmente. Elías exhorta a los creyentes a no abandonar sus compromisos religiosos por la vejez.
Las razones por las que algunos se detienen
Algunos cristianos dependen demasiado de sus ministros o líderes espirituales y dejan de esforzarse cuando estos ya no están. Otros se contentan demasiado pronto con lo que han logrado y dejan de esforzarse por alcanzar más. La incredulidad también puede ser una razón por la que algunos se detienen, ya que no creen en el poder de Dios para obrar a través de ellos. La indolencia y la falta de celo también pueden llevar a abandonar el trabajo para Dios.
Las consecuencias de detenerse
Cuando Joás dejó de disparar las flechas, la bendición de Dios se detuvo y el poder rival pasó al frente. Si los creyentes dejan de recibir los suministros diarios de la gracia de Dios, sufrirán las consecuencias y otros también sufrirán con ellos. El enemigo triunfa cuando un santo se vuelve ocioso y hay gozo en el infierno cuando un creyente cesa de orar, se vuelve débil en la fe y enclenque en la comunión con Dios. Detenerse en el servicio a Dios deshonra a Jehová y le roba su gloria.
El llamado a continuar
Hay gloriosas posibilidades delante de los creyentes y no deben dejarlas sin ser tocadas. El enemigo no se detiene y los creyentes deben seguir disparando las flechas de la liberación de Dios hasta que Cristo mismo venga. Los creyentes deben ser ávidos en la obra del Señor y no hacerla con un corazón a medias. Un poco de religión es peligroso y los creyentes deben beber profundamente para alcanzar su dulzura. La pregunta de si pueden hacer algo para detenerse debería impedir que los creyentes se detengan. El Salvador no se detuvo ni abandonó su obra, incluso cuando enfrentó dificultades y sufrimiento. Completó su obra hasta el final, diciendo: “Consumado es”. Cada uno de nosotros debe resolver completar su parte de la obra, diciendo: “he alzado mi mano para el Señor, y no puedo volver atrás”.
El llamado a la salvación
Aquellos que aún no han creído en Cristo deben ser conducidos a creer en Él, que murió por el culpable. Debemos entregarnos a Él y, cuando Él nos diga: “Tus pecados te son perdonados”, debemos bendecirlo y servirle todos los días de nuestra vida.