¿Cuál es el mayor tesoro que Dios tiene para ti? // Ramón Ubillos

¿Cuál es el mayor tesoro que Dios tiene para ti? // Ramón Ubillos

El Tesoro Escondido y la Perla Preciosa

En Mateo 13:44-46, Jesús nos habla del Reino de los Cielos con dos poderosas parábolas:

“Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla y lo esconde de nuevo, y gozoso por ello, va y vende todo lo que tiene y compra aquel campo. También, el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía y la compró.”

Evidentemente, el reino del que está hablando no es un sistema, sino que es el mismo Señor. Aquí Jesús menciona dos tipos de personas: el que halla el tesoro y el que busca la perla preciosa. Muchas veces los cristianos somos buscadores, porque sabemos que hay algo más allá, algo mejor. La búsqueda de Dios es la esencia de la fe, pues la Biblia nos dice en Jeremías 29:13:

“Me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón.”

Jesús mismo dijo en Juan 7:17:

“Si alguien quiere conocer si lo que hablo es de Dios, sabrá.”

Quien busca la verdad, se encuentra con el Señor. Sin embargo, también hay quienes no buscan a Dios, pero aun así son hallados por Él. Como dice Isaías 65:1:

“Fui hallado de los que no me buscaban.”

¿Sigues a Dios por Quién Es o por Sus Beneficios?

En Juan 6:26-27, Jesús reprocha a aquellos que lo seguían solo por los milagros materiales:

“De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece.”

Muchas personas buscan en Dios solo lo que Él puede darles: sanidad, prosperidad, estabilidad. Sin embargo, el propósito principal no debe ser recibir bendiciones, sino conocer al Señor. Como dice Mateo 6:33:

“Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.”

No debemos usar a Dios como un medio para obtener cosas materiales, sino entender que Su presencia es suficiente. Como dijo Moisés en Éxodo 33:15:

“Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.”

¿Has Encontrado a Cristo o Solo Tienes la Religión?

Muchas personas asisten a la iglesia, pero no han tenido un encuentro real con Jesús. Se quedan con las formas y la tradición, pero no han experimentado la presencia de Dios. Como dice 1 Corintios 15:34:

“Para vergüenza vuestra lo digo: algunos no conocen a Dios.”

Es como el hombre que se come la cáscara del plátano y tira lo mejor. Así, algunos se aferran a la religión y no llegan a conocer verdaderamente al Señor.

Permanecer en Cristo

Jesús preguntó a sus discípulos en Juan 6:67-69:

“¿Queréis acaso iros también vosotros?” Simón Pedro le respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.”

Después de haber probado la bondad de Dios, ¿cómo podríamos alejarnos de Él? La verdadera fe no se basa en las circunstancias, sino en la relación con Dios. Como dice Filipenses 1:21:

“Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.”

La iglesia de Laodicea pensaba que tenía todo, pero Jesús les dijo en Apocalipsis 3:17-20:

“Tú dices: ‘Soy rico, me he enriquecido y de nada tengo necesidad’. Pero no sabes que eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo. He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y cenaré con él y él conmigo.”

¿Dónde está Jesús en tu vida? ¿Dentro o fuera de tu corazón?

Una Relación Basada en el Amor

Cuando buscamos a Dios solo para resolver problemas, nos apartamos de Él cuando todo va bien. Pero el llamado de Jesús es a una relación de amor. Moisés entendió esto cuando dijo en Números 14:8:

“Si Jehová se agrada de nosotros, Él nos llevará a esta tierra.”

Pablo también expresó su amor por Cristo en Romanos 8:38-39:

“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.”

Conclusión: ¿Quieres Más de Dios?

El verdadero discípulo anhela más de la presencia de Dios. Como dice el Salmo 42:1:

“Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía.”

No se trata de buscar lo que Dios puede darte, sino de encontrarlo a Él como la Perla Preciosa. Nuestra oración debe ser: “Señor, si te tengo a Ti, no necesito nada más. En Ti estoy completo.”

Ramón Ubillos.

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