El Poder Transformador del Amor // Miguel Díez
Lutero y la Llamada a la Reforma de la Iglesia
La figura de Martín Lutero, con su valentía y convicción, es recordada como un catalizador de transformación en la iglesia, desafiando una estructura profundamente corrompida. Lutero, inicialmente un monje agustino y teólogo católico, abogaba por una reforma genuina y no por dividir la iglesia. Sin embargo, sus críticas le llevaron a ser expulsado, y de esta separación surgió una nueva rama del cristianismo, el luteranismo. Esta reforma se fundamentaba en las “cinco solas”, de las cuales tres resuenan especialmente en el contexto de una relación transformadora con Dios: Solo Cristo, Sola Gracia, y Solo a Dios la Gloria.
El Amor como Motor de Transformación en el Evangelio
Miguel Díez recuerda que el poder transformador del amor de Cristo es esencial para vivir el evangelio de manera plena y auténtica. La verdadera religión, según la epístola de Santiago, no se limita a un conocimiento teórico de las Escrituras, sino que se refleja en las obras de amor: ayudar a los huérfanos, alimentar al hambriento, y mantener una vida limpia y sin manchas del mundo. Como destacó Lutero, la fe es el fundamento, pero esta debe estar acompañada de obras que demuestren amor y compasión.
La Comunión con Dios y el Verdadero Amor Cristiano
Para el cristiano, el amor se convierte en un vehículo transformador que va más allá de la estructura y la intelectualidad. La comunión con Dios requiere una fe que actúe en amor, como menciona el apóstol Pablo en Gálatas 5:6, afirmando que “la fe que actúa por el amor” es la verdadera esencia de la vida en Cristo.
Un Llamado a la Reforma del Corazón
En lugar de buscar divisiones y debates teológicos, esta reflexión nos llama a una reforma interna, un regreso al primer amor, el mismo amor que Cristo demostró y que llamó a sus discípulos a emular. Hoy, el mundo necesita una iglesia comprometida con el amor, que siga el ejemplo de Jesús y no simplemente enmarcada en el conocimiento o las doctrinas. La verdadera fe se hace evidente en la entrega, la generosidad, y en la construcción de relaciones sólidas y amorosas.
La Promesa de Dios y el Propósito Final
La predicación también aborda el papel del pueblo judío y la relación de la iglesia con Israel, resaltando que la salvación proviene de los judíos y que Dios mantiene una promesa de protección sobre su pueblo y su iglesia. Con la mirada puesta en las profecías de Mateo 24:14, que anuncian la proclamación del evangelio del reino por todo el mundo, se nos recuerda que el propósito final de nuestra fe es instaurar el reino eterno de Cristo.
Volver al Primer Amor y al Evangelio del Reino
En conclusión, la verdadera reforma, según esta predicación, radica en volver al primer amor y a la esencia del evangelio del reino: una vida guiada por el amor transformador de Cristo, dedicada a vivir en el amor y a proclamar el mensaje del Reino a toda la humanidad.
Presidente de la ONG Remar Internacional y la iglesia Cuerpo de Cristo.