¿Hay menos manifestaciones del Espíritu Santo en la iglesia?
En los últimos años, se ha levantado una creciente preocupación sobre la disminución del mover del Espíritu Santo en las iglesias pentecostales, especialmente en España. Esta inquietud se manifiesta en la reducción de sanidades y en una disminución notable de la intensidad en la alabanza. La pregunta que surge es: ¿qué está detrás de este enfriamiento espiritual?
El Enfriamiento Espiritual y sus Causas
Uno de los factores que contribuyen a esta disminución del mover espiritual es el aumento de la maldad, que incluso se está infiltrando dentro de las propias iglesias. Este enfriamiento se ve reflejado en actitudes de amor al dinero, individualismo y una preocupante falta de compasión hacia los demás. La preocupación se centra en cómo estas actitudes están afectando el fervor y la manifestación del Espíritu Santo en la vida congregacional.
La Intelectualización del Evangelio
Otro aspecto crítico es la intelectualización del evangelio. El énfasis en el conocimiento teológico y en debates doctrinales parece haber eclipsado la práctica viva de la fe. La falta de obras de amor, como ayudar a los pobres y necesitados, se ha convertido en una preocupación creciente. Este cambio de enfoque ha llevado a una desconexión entre la teoría y la práctica del evangelio, disminuyendo el impacto del mensaje cristiano en la vida diaria.
La Responsabilidad de los Pastores
Se cuestiona también la autenticidad de la práctica del diezmo y la consagración de recursos por parte de los pastores. Si bien se predica generosidad y apoyo a los necesitados, surge la duda de si estos principios se están reflejando verdaderamente en la administración de los recursos dentro de las iglesias. La integridad y el compromiso con estos principios son esenciales para mantener el mover del Espíritu Santo y para revitalizar el fervor espiritual en las congregaciones.
Volver a las Raíces
Para contrarrestar este enfriamiento espiritual, es crucial que las iglesias pentecostales se vuelvan a centrar en la autenticidad de su práctica de fe. Esto incluye una renovada dedicación a la oración, la alabanza y el servicio genuino a los demás. Volver a las raíces del evangelio, donde el amor y la compasión son primordiales, puede reavivar el mover del Espíritu Santo y restaurar el fervor perdido.
En conclusión, es hora de reflexionar profundamente sobre estas preocupaciones y tomar medidas para revitalizar el mover del Espíritu Santo en nuestras congregaciones. Solo a través de una renovación espiritual y un compromiso sincero con los principios cristianos podemos esperar ver un renacer del poder transformador del Espíritu en nuestras iglesias.
Presidente de la ONG Remar Internacional y la iglesia Cuerpo de Cristo.