Identificando al enemigo – Charlas Bíblicas
La lucha contra el enemigo
- El Salmo 64 habla de la lucha contra enemigos que conspiran y maquinan en secreto.
- El apóstol Pablo en Efesios 6:10-12 nos enseña a fortalecernos en el Señor y vestirnos con la armadura de Dios para estar firmes contra las asechanzas del enemigo.
- El enemigo, como un león rugiente, observa nuestras vidas y busca nuestras debilidades para atacarnos.
- Debemos ser conscientes de nuestras debilidades y buscar la fortaleza en Dios para resistir los ataques del enemigo.
- Debemos reconocer nuestras debilidades para fortalecernos en ellas.
- Los cristianos no estamos exentos de debilidades, debemos cuidarlas y estar atentos para no caer en ellas.
La influencia del mundo espiritual
- La mayoría de los problemas vienen por una actividad demoníaca que influye en nuestras vidas.
- La naturaleza de nuestra lucha no es carnal, sino espiritual.
- Hay distintos niveles de trabajo demoníaco en las personas.
- Las manifestaciones demoníacas más extremas son las menos comunes.
- El mundo espiritual nos influencia utilizando nuestras debilidades carnales.
- No podemos escudarnos en nuestro carácter o temperamento para justificar nuestras debilidades.
- El evangelio de poder del Señor Jesucristo transforma las vidas y nos da dominio propio.
- Somos susceptibles de ser influenciados por el mundo espiritual.
- Las personas susceptibles de ser manipuladas por el demonio son aquellas que tienen heridas, orgullo, ego y falta de perdón.
- Las discusiones y las palabras hirientes pueden causar daños irreparables en las relaciones y en el alma.
- El dominio propio y la cruz son importantes para controlar nuestras reacciones y evitar ser usados por el enemigo.
- Debemos tener cuidado con las personas que nos hacen daño, ya que pueden estar siendo utilizadas por el demonio para provocarnos.
- Debemos vigilar y estar atentos para no ser usados por el enemigo para provocar daño en otros.
- El discernimiento no es contra las personas, sino contra Satanás.
La importancia de un corazón limpio
- Debemos tener el corazón limpio y puro delante de Dios para evitar la influencia demoníaca.
- La envidia y los celos hacen a las personas susceptibles de ser manipuladas por los demonios.
- No debemos juzgar ni tener nada en contra de las personas que son manipuladas, sino orar por ellas.
- No hay un salvoconducto para nadie, ni siquiera para los que nacen en familias cristianas o sirven al Señor.
- Debemos cuidarnos y perseverar hasta el fin para ser salvos.
La sabiduría de Dios
- La sabiduría cristiana se manifiesta por la buena conducta y no por las palabras.
- Los celos amargos y la contención en el corazón son inspirados por el diablo y nos llevan a tener disensión y pleitos.
- Debemos tener un corazón puro delante de Dios y buscar dentro de nosotros mismos las razones por las que nuestra ofrenda no es agradable delante de Él.
- Dios cumple sus propósitos con cada uno y no hay hombre que los pueda torcer.
- La sabiduría de Dios es pura, pacífica, amable, benigna, llena de misericordia y de buenos frutos.
- El fruto de justicia se siembra en paz para aquellos que hacen la paz.
- Debemos buscar la paz y seguirla.
Cómo vencer al enemigo
- Debemos resistir la tentación con la palabra de Dios.
- La palabra de Dios es poderosa para destruir fortalezas y derribar argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios.
- La naturaleza de nuestra lucha es eminentemente espiritual y no la vamos a ganar con actitudes carnales.
- Las actitudes carnales le dan lugar al pecado y el pecado le da lugar a Satanás.
- No debemos confiar en que estamos inmunes a la tentación porque estamos en la iglesia o en la obra del Señor.
- Para vencer las obras de Satanás, debemos fortalecernos en el Señor a través de la oración, la lectura de la Biblia y la búsqueda diaria de Dios.
- La sabiduría de lo alto se encuentra orando, ayunando y escudriñando la palabra de Dios.
- Muchas personas pierden más tiempo alimentando la carne que en alimentar la vida espiritual, lo que lleva al desequilibrio y la caída.
- Debemos cuidar nuestras áreas débiles y fortalecerlas con el espíritu de Dios, la lectura de la Biblia y la comunión íntima con Jesucristo.
- Podemos vencer al enemigo sometiéndonos a Dios y resistiéndole, porque mayor es el que está en nosotros que el que está en el mundo.
- Jesucristo nunca fue derrotado y su victoria es nuestra victoria en Él.
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