La Influencia del Cristianismo Hoy // Romanos 12:2
La relevancia del cristianismo en la sociedad moderna
El programa de radio y televisión “A la luz de las Escrituras” continúa con su segundo capítulo, abordando el papel del cristianismo en la sociedad moderna. En esta ocasión, el pastor Alejandro Salcedo analiza la importancia de la fe en el contexto actual y su impacto en las estructuras sociales.
No conformarse al mundo, sino transformarse
Romanos 12:2 dice: “No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento”. Este pasaje enfatiza la necesidad de que los cristianos no se amolden a los patrones de pensamiento de la sociedad moderna, sino que busquen una transformación interna basada en la voluntad de Dios.
La palabra “conformar” se puede comparar con la fabricación de ladrillos en serie, donde cada uno es moldeado de la misma manera. La sociedad intenta que las personas se ajusten a ciertas costumbres e ideales, pero la fe cristiana nos llama a salir de ese molde y vivir de acuerdo con los principios del Evangelio.
La transformación mencionada en la Biblia es una metamorfosis completa, que implica renovar nuestra mente y no seguir ciegamente los valores y costumbres del mundo, sino adoptar la perspectiva de Dios.
La voluntad de Dios: buena, agradable y perfecta
La voluntad de Dios es descrita en la Biblia como “buena, agradable y perfecta”. Aunque a veces pueda parecer difícil de aceptar, obedecerla siempre trae beneficios a largo plazo. La transformación y renovación de la mente son esenciales para comprender la voluntad divina y experimentarla en nuestra vida cotidiana.
Seguir a Dios no es fácil, pero al final, quienes lo hacen pueden testificar que valió la pena. La voluntad de Dios es inmutable, perfecta y no necesita correcciones. Si los cristianos adoptamos esta perspectiva, podremos tener un impacto positivo en la sociedad.
El testimonio cristiano y la existencia de Dios
El testimonio de los creyentes ha sido clave para que muchas personas, que antes negaban la existencia de Dios, lleguen a conocerlo. A través de la obra del Espíritu Santo, la presencia de Dios se hace evidente en la vida de los cristianos, demostrando su realidad y poder transformador.
Negar a Dios no hace que deje de existir. La mente humana es finita, y al intentar eliminar a Dios del panorama, solo se oculta la verdad que sigue siendo evidente en la creación y en la experiencia de los creyentes.
El cristiano como protagonista de la moral y las buenas costumbres
El cristianismo siempre ha promovido valores morales y éticos fundamentales. Las buenas costumbres y los principios morales no pasan de moda, ya que están sembrados en el corazón del ser humano. La Biblia enseña que Dios creó al hombre con una conciencia que distingue entre el bien y el mal.
Miqueas 6:8 declara: “Se te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia, y humillarte ante tu Dios”. Esto nos llama a vivir con integridad, mostrar amor y compasión hacia los demás y caminar en humildad ante Dios.
La integridad significa que nuestros pensamientos, palabras y acciones sean coherentes. Amar misericordia implica compartir el amor de Dios con los demás y procurar su bienestar. Humillarse ante Dios no es fácil, pero es esencial para seguir el ejemplo de Jesucristo.
El impacto del cristianismo moderno y la importancia de la humildad
El cristianismo ha tenido un impacto tanto positivo como negativo en la sociedad moderna. En algunos casos, el orgullo religioso ha hecho que los cristianos se vean como superiores a los demás, lo que genera apatía y rechazo hacia la fe. Sin embargo, la verdadera esencia del cristianismo es reflejar el amor, la humildad y la compasión de Cristo.
La sociedad necesita que los cristianos miren a los demás con los ojos de Jesús, es decir, con amor y compasión, en lugar de con un sentido de superioridad. Solo así se puede generar un impacto positivo y mostrar la verdadera naturaleza del Evangelio.
La humildad, la justicia y el amor en el cristiano
La humildad es un principio fundamental en la vida cristiana, aunque a menudo es difícil de alcanzar. A medida que caminamos con Cristo, aprendemos que la verdadera humildad no viene de nuestras propias fuerzas, sino de nuestra relación con Él.
Ser justo significa ser transparente y honesto en todas las áreas de la vida. Nuestro “sí” debe ser sí, y nuestro “no” debe ser no. Además, demostrar amor implica recibir primero el amor de Dios y luego compartirlo con los demás a través de pequeños gestos de bondad.
El apoyo comunitario y la ayuda social en el cristianismo
El cristianismo no solo debe centrarse en la vida espiritual, sino también en el apoyo comunitario y la ayuda social. La iglesia debe ser un lugar donde se ofrezca apoyo emocional, espiritual y material a quienes lo necesiten.
La iglesia primitiva es un ejemplo de esto. En Hechos 2:42-47, se describe cómo los primeros cristianos compartían sus bienes y se apoyaban mutuamente. Esta actitud de generosidad y servicio debe continuar en la iglesia actual, reflejando el verdadero cristianismo en acción.
La iglesia primitiva como ejemplo de cristianismo
La iglesia primitiva perseveraba en la doctrina de los apóstoles y en la comunión unos con otros. Este modelo de iglesia nos enseña la importancia de la perseverancia en la sana doctrina, la unidad entre creyentes y el servicio a la comunidad.
La fe debe demostrarse con obras. Santiago nos recuerda que la fe sin obras es muerta. No basta con hablar de la fe; es necesario vivirla con humildad y sencillez de corazón, compartiendo con alegría y mostrando el amor de Dios a todos.
El ejemplo de Jesucristo nos llama a ser humildes y sencillos, a alabar a Dios y a tener favor con todas las personas, no solo con los hermanos en la fe. Siguiendo este modelo, el cristianismo puede tener un impacto transformador en la sociedad moderna.