La Realidad de los Demonios // Miguel Díez
Ataques Demoníacos y Liberación Espiritual
Hace unos meses, un joven de Remar fue víctima de un violento ataque en el Rastro. Un hombre, que aparentemente solo quería comprar algo, sacó un cuchillo y apuñaló al joven. Afortunadamente, este logró bloquear parcialmente el ataque, evitando una lesión más grave.
A pesar de esto, el agresor regresó días después al local de culto de Remar en Alcalá de Henares. Fue reconocido por la comunidad y huyó, siendo capturado poco después por la policía. Sin embargo, fue liberado y, en un giro trágico, volvió a apuñalar a otro joven de Remar en Alicante. Este suceso refleja la creciente presencia de ataques demoníacos, que se atribuyen a un espíritu maligno que guía las acciones de quienes son poseídos.
El Diablo y sus Ataques
El diablo se presenta como un enemigo implacable que roba, mata y destruye vidas. En diversos países como Nicaragua, Perú y Brasil, se han reportado ataques demoníacos y enfrentamientos espirituales que han dejado miles de muertos y heridos. Estos ataques no son solo físicos, sino también espirituales. En Ecuador, por ejemplo, Remar fue objeto de calumnias por parte de políticos corruptos, pero gracias a la intervención divina, la situación se resolvió favorablemente.
Este contexto de lucha espiritual tiene su raíz en un enemigo que se sabe derrotado, pero que sigue buscando destruir almas. Se cree que los demonios, que son trillones en número, están descendiendo de las esferas celestes, pues saben que su tiempo está por agotarse. Sin embargo, Jesús tiene victoria sobre ellos y concede esa autoridad a los creyentes, para que puedan enfrentarse a estas fuerzas malignas.
Jesús, Sanador y Libertador
En Mateo 8:14-17, se narra cómo Jesús sanó a la suegra de Pedro, liberándola de una fiebre que la mantenía postrada. Este acto no solo mostró el poder de sanación de Jesús, sino también su autoridad sobre las fuerzas del mal. Jesús, además de sanar físicamente, expulsa demonios, lo que demuestra que la liberación espiritual es esencial para la restauración total de una persona.
Sin embargo, es importante destacar que, aunque algunas personas mejoran de enfermedades físicas, a veces sus comportamientos siguen siendo influenciados por una actitud de pereza o vagancia, que puede ser también un modo en que los demonios atacan. La liberación de estos ataques requiere, en muchos casos, oración, discernimiento y unción.
Las Serpientes y los Demonios
Las serpientes, aunque hermosas y fascinantes para algunos, son también peligrosas. Su capacidad de adaptarse al entorno las hace un símbolo poderoso de la astucia y el peligro. De la misma forma, los demonios pueden asumir diversas formas y actuar de manera muy disimulada, causando daño espiritual sin que las personas lo noten hasta que ya están atrapadas. Así como las serpientes pueden ser letales, los demonios pueden ser mortales espiritualmente si no son identificados y expulsados.
Identificación y Expulsión de Demonios
La expulsión de demonios requiere no solo autoridad espiritual, sino también discernimiento. En los Evangelios, Jesús preguntó al demonio que poseía al hombre de Gerasa: “¿Cómo te llamas?”. Esto no era solo una cuestión de saber el nombre, sino de reconocer la naturaleza de la posesión. Los demonios pueden tener nombres como “Legión”, porque pueden ser muchos en una sola persona.
Para liberar a una persona, es crucial identificar al demonio y expulsarlo con la autoridad que Jesús otorga a sus seguidores. Los demonios pueden manifestarse de diversas maneras, como el espíritu de odio, mentira, adulterio, fornicación, entre otros. El espíritu religioso es uno de los más difíciles de expulsar, ya que puede hacer que una persona parezca justa y piadosa, engañando incluso a quienes la rodean.
Experiencias de Liberación
Las experiencias de liberación de demonios son variadas. Algunos siervos de Dios, como Anacondia y Daniel del Veio, han enseñado a las personas a expulsar demonios con la autoridad de Cristo. Estos procesos de liberación pueden ser largos y complejos, con manifestaciones físicas y comportamientos extraños. A veces, los espíritus de enfermedad son los más difíciles de tratar, pues requieren una guerra espiritual para ser derrotados.
Es importante recordar que no todas las caídas o manifestaciones durante la oración son causadas por demonios, y discernir correctamente es fundamental para una liberación completa.
La Guerra Espiritual y las Doctrinas Demoníacas
La guerra espiritual es una realidad para los creyentes. En 1 Timoteo 4:1, la Biblia advierte sobre los espíritus de engaño que tratan de apartar a las personas de la fe verdadera. Estas doctrinas demoníacas alimentan la carne y facilitan una vida doble, que impide a los creyentes vivir con gozo y eficacia en su fe.
En esta lucha, es crucial reconocer que el reino de Dios no puede ser dividido. Los demonios no se echan unos a otros, porque están bajo el mando de Satanás, un líder que organiza y controla sus ataques. Jesús enseñó que un reino dividido no puede prevalecer, y eso se aplica tanto al reino de Satanás como al de Dios.
El Poder de la Oración y la Autoridad Espiritual
La oración y la autoridad espiritual son las armas más poderosas que un creyente puede tener contra los ataques del enemigo. Jesús ha dado a sus seguidores la autoridad para atar y reprender demonios, y la oración sincera puede mover montañas, como lo mostró en el caso de Mardoqueo en el Antiguo Testamento, quien resistió la persecución a través de la fe y la oración.
Es importante tener discernimiento para identificar a los demonios que atacan y orar con fe y autoridad. La victoria espiritual no se logra solo con medidas físicas, sino con una vida de oración y autoridad en el Espíritu Santo. La victoria de Cristo sobre los demonios es una victoria que los creyentes deben tomar y aplicar en sus propias vidas.
Conclusión: La Autoridad de Jesús sobre el Mal
En un mundo donde el mal sigue creciendo, los creyentes deben recordar que tienen autoridad sobre los demonios a través de Cristo. Con la oración y la fe, pueden resistir el ataque del enemigo y vivir en la victoria que Jesús ya ha logrado. La guerra espiritual es real, pero la victoria final ya está asegurada en Cristo. Es crucial que los creyentes participen activamente en esta lucha, orando con poder y autoridad para ver a los demonios derrotados y a las almas liberadas.
Presidente de la ONG Remar Internacional y la iglesia Cuerpo de Cristo.