¿Qué es lo que te falta? – El ejemplo de joven Rico // Daniel Del Vecchio

¿Qué es lo que te falta? – El ejemplo de joven Rico // Daniel Del Vecchio

Un encuentro con el Maestro

«Entonces vino uno y le dijo: Maestro bueno, ¿qué bien haré para tener la vida eterna? Él le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Ninguno hay bueno sino uno: Dios. Mas si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos.»
(Mateo 19:16-17)

Un joven rico se acercó a Jesús con una pregunta crucial: ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? La respuesta de Cristo no comenzó con nuevas reglas o rituales, sino con lo que el joven ya conocía: la ley de Moisés.

Sin embargo, aunque este hombre aseguraba haber cumplido los mandamientos desde su juventud, su corazón seguía inquieto. Su pregunta final revela la verdad: “¿Qué más me falta?”

La prueba de la entrega total

«Jesús le dijo: Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven y sígueme.»
(Mateo 19:21)

Jesús, con su sabiduría divina, tocó el área más vulnerable del joven: sus riquezas. Si realmente amaba a su prójimo como a sí mismo, su respuesta habría sido inmediata, pero el texto dice que se fue triste, porque sus posesiones lo ataban.

A veces creemos que estamos cumpliendo con Dios cuando, en realidad, hay algo que nos impide rendirnos por completo. Puede ser el amor al dinero, el orgullo, el deseo de ser servidos en lugar de servir.

La lucha por el reconocimiento

«Entonces se le acercó la madre de los hijos de Zebedeo con sus hijos, postrándose ante él y pidiéndole algo. Él le dijo: ¿Qué quieres? Ella le dijo: Ordena que en tu reino se sienten estos dos hijos míos, el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.»
(Mateo 20:20-21)

No solo el joven rico luchaba con su propia voluntad, sino también los mismos discípulos de Jesús. Creían que lo habían dejado todo, pero seguían anhelando poder y posición en el Reino.

El verdadero discipulado no consiste en buscar privilegios, sino en aprender a servir. Cristo mismo declaró: “Yo he venido no para ser servido, sino para servir” (Mateo 20:28).

La clave del verdadero abandono

«Todo el que procure salvar su vida, la perderá; y todo el que la pierda por mi causa, la hallará.»
(Mateo 10:39)

Jesús nos llama a una entrega radical. No se trata solo de renunciar a cosas materiales, sino de soltar todo aquello que nos impide seguirlo con libertad. Para algunos será el dinero, para otros su posición, su orgullo o su comodidad.

El Reino de Dios es como un tesoro escondido. Cuando alguien lo encuentra, vende todo lo que tiene para poseerlo (Mateo 13:44). Dios nos llama a este mismo nivel de entrega, sabiendo que lo que recibimos a cambio es mucho más valioso que cualquier sacrificio.

¡No te vayas triste!

El joven rico se fue triste porque no pudo soltar lo que amaba más que a Dios. La pregunta hoy es: ¿qué es lo que te falta? ¿Qué está ocupando el lugar de Cristo en tu corazón? La verdadera felicidad no está en lo que poseemos, sino en rendirnos completamente a Él. Que no seamos como el joven rico, cuyo nombre no conocemos porque nunca decidió seguir a Jesús. Que podamos responder con fe, dispuestos a entregarlo todo por el mayor de los tesoros: Cristo mismo.

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