Tres Claves para Desarrollar una Fe Poderosa // Daniel Del Vecchio

La historia del centurión romano en Mateo 8:5-13 nos revela principios profundos sobre la fe que agrada a Dios. Este hombre, a pesar de no ser parte del pueblo de Israel ni conocer las Escrituras como los religiosos de la época, impresionó a Jesús con su fe, tanto que el Maestro declaró: “Ni aun en Israel he hallado tanta fe.”

¿Qué hizo diferente al centurión?

El centurión mostró tres características clave que revelan el secreto de una fe poderosa:

1. Reconoció su indignidad

Cuando Jesús ofreció ir a sanar a su criado, el centurión respondió: “Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo, solamente di la palabra, y mi criado sanará.”
Este reconocimiento de su propia indignidad reflejó una profunda humildad. A diferencia de otros, no se basó en méritos personales o en una actitud de exigencia hacia Dios. Este hombre sabía que no había nada en él que mereciera la gracia divina.

La pregunta es: ¿tenemos la misma actitud? A menudo pedimos a Dios como si mereciéramos Su favor. Sin embargo, el primer paso hacia una fe verdadera es reconocer nuestra total dependencia de Su misericordia.

2. Entendió la autoridad de Jesús

El centurión dijo: “También yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados…” Reconoció que Jesús tenía autoridad divina, suficiente para sanar a su criado con una sola palabra.

Esta comprensión es esencial en nuestra vida de fe. Si creemos que Jesús tiene autoridad sobre toda enfermedad, circunstancia y poder espiritual, nuestra confianza en Él será inquebrantable. Sin embargo, la incredulidad a menudo nos hace cuestionar Su capacidad o disposición para actuar.

3. Invitó a Jesús a todas las áreas de su vida

El centurión, al hablar de su “techo”, simbolizaba su vida interior. Reflexionando sobre esto, podemos imaginar diferentes áreas de nuestra “casa” espiritual:

• La biblioteca (la mente): ¿Permitimos que Jesús transforme nuestros pensamientos? Muchas veces nuestra mente está llena de dudas, miedos y pensamientos contrarios a la fe.
• La sala (el corazón): Este es el centro de nuestros deseos y motivaciones. Jesús nos recuerda que “Engañoso es el corazón, más que todas las cosas.”
• El dormitorio (la pureza): Nuestra vida privada y moral también debe ser sometida a la autoridad de Cristo.
• El cuarto de aseo (las palabras): Jesús enseñó que lo que contamina al hombre es lo que sale de su boca. Nuestras palabras reflejan el estado de nuestro corazón.

La diferencia entre fe y incredulidad
El contraste con otros episodios en los Evangelios es evidente. En Nazaret, Jesús no pudo hacer muchos milagros debido a la incredulidad del pueblo. A los discípulos les llamó “generación incrédula” cuando no pudieron sanar al joven epiléptico. Sin embargo, este soldado romano sobresalió por su fe humilde y confiada.

Conclusión

El secreto de una fe poderosa no radica en cuánto sabemos o cuántos años llevamos en la iglesia. Es un corazón humilde, una comprensión de la autoridad de Jesús y una disposición a invitarlo a transformar cada área de nuestra vida.

Hoy podemos aprender del centurión y decir: “Señor, no soy digno de que entres en mi casa, pero una palabra tuya basta para cambiarlo todo.”

El grupo de las Iglesias Cristianas Evangélicas Apostólicas en España, fue fundado bajo el apostolado de Daniel Del Vecchio en 1964.

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