Visión y Avisos para el 2025 // Miguel Díez

Visión y Avisos para el 2025 // Miguel Díez

El final de un año es un momento propicio para hacer un balance, reflexionar sobre las acciones y logros espirituales, y renovar nuestro compromiso con Dios. En el culto de balance del Año 2024, se destacó la importancia de reflexionar sobre las obras hechas para Dios y la recompensa eterna que se obtiene al vivir en Su voluntad.

El Valor de las Buenas Obras

A lo largo del año, muchos actos de bondad, como una sonrisa, una palabra de aliento o una acción compasiva, tienen un valor eterno. Aunque no siempre se pueden contabilizar, estas buenas obras son registradas por Dios en el cielo como parte de un “gran ahorro” que trasciende lo material.

Este tesoro celestial es mucho más valioso que cualquier bien terrenal, y nos invita a tener la perspectiva correcta sobre nuestras acciones cotidianas.

La Llamada de Dios y Nuestra Identidad

A través del pasaje de Isaías 49:1-7, se enfatizó que Dios llama a sus siervos desde el vientre, y que todos aquellos que forman parte de Su pueblo, a través de la fe, son considerados parte de Israel, el pueblo elegido.

Esta identidad nos recuerda que somos “Israelitas por la fe”, miembros de la familia eterna de Dios. Dios se gloría en sus santos y valora profundamente a aquellos que buscan la santidad y la fidelidad.

La Recompensa de Dios en Medio de las Luchas

A pesar de las dificultades y las dudas que podamos enfrentar, podemos tener la certeza de que nuestra causa está ante Dios, y que nuestra recompensa es segura. Es fácil caer en la tentación de buscar premios terrenales, pero el verdadero galardón está en la eternidad.

Las luchas que enfrentamos en la vida no son en vano; cada sacrificio y cada esfuerzo en nombre de Dios serán recompensados de acuerdo a Su justicia perfecta.

La Llamada a Ser Luz para las Naciones

Los creyentes están llamados a ser luz para las naciones, llevando la salvación de Cristo hasta lo último de la tierra. Esta es una misión que debemos cumplir con valentía y fidelidad, sabiendo que cada paso dado en el cumplimiento de la Gran Comisión tiene un impacto eterno.

Construcción de un Reino Eterno

Los profetas Hageo y Habacuc nos enseñan que las construcciones basadas en la vanidad y la maldad serán destruidas, pero las obras que edificamos sobre la fe y la verdad permanecerán, purificadas por las pruebas. Este es un recordatorio de que nuestra vida debe estar edificada sobre lo eterno, no sobre lo temporal.

El Sacrificio y la Misericordia de Dios

El sacrificio no es en vano cuando se trabaja para el Reino de Dios. A lo largo del año, muchos de nosotros hemos hecho sacrificios, desde la predicación del Evangelio hasta el servicio en ministerios y campañas evangelísticas.

A pesar de que no siempre vemos resultados inmediatos, debemos confiar en que nuestro trabajo tiene un propósito eterno. El sacrificio personal, incluso cuando nos enfrenta a dificultades, produce frutos y glorifica a Dios.

La Visión para 2025: Un Año de Cosecha

Mirando hacia el futuro, el año 2025 se perfila como un tiempo de gran cosecha de almas. En países como Moldavia, Georgia y Egipto, los misioneros y obreros estarán preparados para compartir el Evangelio, y los creyentes deberán estar dispuestos a ser instrumentos de Dios en este proceso.

La cosecha será fruto de un quebrantamiento genuino, donde el amor y la compasión por los perdidos guiarán cada paso.

El Amor por Israel y la Esperanza para Estados Unidos

Aunque enfrentamos desafíos, el amor por Israel permanece firme. A pesar de la resistencia que muchos judíos tienen al mensaje de Jesús como el Mesías, seguimos sembrando con la esperanza de una cosecha futura.

Asimismo, se profetiza una gran cosecha en los Estados Unidos, un país que, a pesar de su situación espiritual actual, verá un avivamiento por la gracia de Dios.

Conclusión: La Cosecha No Es en Vano

El llamado a la cosecha es claro: debemos continuar sembrando con compasión y sacrificio, sabiendo que todo lo que hacemos para el Reino de Dios no es en vano.

Cada esfuerzo, cada lágrima, cada sacrificio hecho con amor, tiene un propósito eterno. El trabajo por alcanzar almas para Cristo y expandir Su Reino producirá frutos duraderos que glorificarán a Dios por siempre.

A medida que cerramos este capítulo y nos adentramos en el próximo, recordemos que nuestra labor tiene valor eterno. No desmayemos, sino que sigamos adelante con la fe y la esperanza de que Dios está con nosotros, guiándonos hacia una cosecha abundante para Su gloria.

Miguel Díez

Presidente de la ONG Remar Internacional y la iglesia Cuerpo de Cristo.

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